Damas y caballeros, bienvenidos al mundo de la ilusión, donde lo que parece ser, resulta no serlo. Un lugar gobernado por el engaño, la falacia y la manipulación, con el objetivo del deleite de esa persona que tan amablemente coleccionó nuestros deseos e inquietudes, y tras pasarlos por la trituradora de su perversión, nos echó en la cara los pedazos residuales. Sí, podría dar un nombre falso, pero no será necesario ya que tú, sí tú, que lees este texto sin ninguna pretensión aparente, ya has formado sin quererlo una imagen en tu cabeza, un rostro y una sensación de desasosiego y rencor de aquel ser que te rompió. A veces son acciones, otras sólo palabras escritas en un mensaje más afilado que una daga, que con cada letra desgarra un poco más tu corazón hasta que toda esperanza se escurre fuera de él, como si nunca hubiera pertenecido a su interior. Hoy estamos aquí para rendir homenaje a toda esa gente que con el alma vacía y los párpados acartonados se rindieron y de un plumazo borraron efímeramente el dolor que les oprimía por dentro, aunque el cruel resultado fuera el regreso de éste como si de una ola se tratase, ahogando cualquier hálito de vida hasta que tu cuerpo descasaba en el fondo de una espesa mezcla de sentimientos escarlata, miedos bermellón, sueños carmín y pasiones rubí.
(Se baja el telón).
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