lunes, 22 de febrero de 2016

Azul (MásVeinticuatro)

Juré que jamás perdería el control, y entonces me enamoré de un corazón que late tan despacio. Cuando te vi por primera vez, apenas te presté atención. Eres de la clase de gente que pasa desapercibida, pero yo soy de los que prestan atención a las cosas más imperceptibles. Solía mirarte en silencio, cada mañana. Siempre tenías la mirada perdida en el horizonte, daría todo lo que tengo por saber en qué estabas pensando. Quizás fuera tu aire misterioso o tus simétricos rasgos, pero adquirí la necesidad de ti. Mis esperanzas de estar contigo se tambalearon el día que fuiste acompañado de aquella increíble mujer. Una joven de revista, a la que debo que me permitiera disfrutar de tu sonrisa. Nunca habías sonreído antes, y cuando lo hiciste, coloreaste mi mente. Tu voz, tu forma de ser, tu forma de ver el mundo, me terminaron de cautivar. Con el tiempo cada vez era menos habitual verle acompañado de aquella chica, hasta que semana tras semana, seguía sin volver. Por tu mirada perdida pude suponer que te había dejado, no todo el mundo es capaz de sobrellevar estas cosas. Podría pasarme horas mirándote, tus manos, tu gorro (erais totalmente inseparables), tus pálidas mejillas... 

Tras seis meses teniéndote enfrente en el metro cada mañana, decidí que debía hablarte. Pero, ¿Qué te diría? Me daba demasiada vergüenza... ¿Iba a dejar pasar al amor de mi vida? No podía dejar de pensar en ti, cada día, cada hora, cada minuto. Siempre que mi mente divagaba aparecías tú, con tus tristes ojos. La mañana que me decidí a hacerlo, no apareciste. Quizás llegabas tarde, quizás te habías dormido. Al día siguiente tampoco te vi. Mi preocupación fue tal, que en ese día pedí el día libre en mi trabajo, en el área de pediatría, para poder ir a buscarte, en el ala de oncología. No era la primera vez que me pasaba por allí para verte, a través del cristal, como recibías aquel líquido por tus venas que te quemaba por dentro. Siempre cerrabas los ojos, ojalá supiera en qué estarías pensando. Pero no estabas allí. Le pregunté a una compañera por ti, y me dijo que tu habitación era la del fondo del pasillo. Apenas pude contener la necesidad de ir corriendo, cuando llegue al umbral de la puerta, el alma se me partió en mil pedazos. Allí estabas, entubado por todos lados, rodeado de máquinas que hacían un ruido terrible y un pausado pitido que reflejaba el hilo del que pendía tu vida. Había una mujer con los ojos hinchados, pude adivinar que era tu madre. Al acercarme a ti, me lanzó una mirada de súplica esperando que trajera buenas noticias. Te tomé la mano, como tantas veces había fantaseado hacer. Te quería a ti, me sumiría en la más profunda depresión por ti, cualquier cosa que fuera necesaria para hacer que te quedaras. Sé que lo veías todo en blanco y negro, pero yo te pintaría un claro cielo azul. Sin ti no existen los colores, está lloviendo cada vez que abro los ojos. 

Juré que jamás perdería el control, y entonces me enamoré de un corazón que latía tan despacio.

lunes, 8 de febrero de 2016

A Millones de Kilómetros (MásVeinticuatro)

{Él}

Las noches son lo peor. Tú y yo, cara a cara, sin atrevernos a decir nada. Tumbados en la cama, el silencio corta como un cuchillo. Puedo saber lo que piensas con tan solo mirarte a los ojos, y no dejo de preguntarme quién será el que se atreva a decir lo que ambos pensamos. Quizás deberíamos dejarnos de los "qué hubiera sido", y simplemente dejarlo pasar. No encuentro palabras para definir lo que siento, para hacer lo correcto. Ambos sabemos que esta historia ha llegado a su fin, hacemos como que no pasa nada, pero solo estamos fingiendo. No es como solía ser, no hay complicidad, caricias, besos inesperados. No puedo reprimir las lágrimas al pensarlo, me está destrozando por dentro. 

No fui yo el que empezó esto, esta herida que abriste y no hay manera de cicatrizar. Pero no te culpo, la vida es complicada y el corazón es el que elige. Me duele no ser suficiente para ti. Intentaría hablarlo para intentar arreglar esto, pero es un camino por el que ya hemos pasado antes. Mientras nuestra canción toca su última nota, ambos sabemos que es hora de cerrar este capítulo de nuestras vida para siempre, el más bonito y doloroso. Aunque estés aquí conmigo, es como si estuvieras a millones de kilómetros.

{Ella}

La historia de mi vida, buscando hacer lo correcto, pero siempre me evita. No termino de comprender cómo puedes seguir aquí aún, conmigo. Eres más que un hombre, esto es más que amor, es la razón por la que el cielo es azul. Y las nubes se oscurecen porque me vuelvo a ir. Lo noto en el aire, mientras me arreglo el pelo, preparándome para otra cita. Me besas la mejilla, me preguntas si volveré tarde. Te digo que estaré por ahí con las chicas, una mentira que no necesito decir, porque ambos sabemos con quién voy, lo sabemos demasiado bien. 

No sé cómo he llegado a esta situación. Todo empezó siendo algo inocente, una aventura sin más, un desliz. Pero se ha convertido en algo intenso, algo que no puedo parar. Y el precio corre de mi cuenta, toda la responsabilidad recae sobre mi, no puedo seguir así. Hemos llegado al límite aunque no queramos admitirlo. Puedo ver cómo mueres, lentamente, cada vez que salgo por la puerta. No quiero hacerte daño, no quiero que sufras, no quiero ser la razón de tu desgracia, no quiero hacerlo nunca más, no quiero ser una asesina. Soy consciente de que no puedes soportar que sea feliz con otro hombre, que me aporta cosas que tú no puedes. Sé que sabes que soy infiel.

jueves, 4 de febrero de 2016

A lo más alto.

Se oye un pitido que se extiende unos segundos, silencio. Otro pitido, más silencio. Una y otra vez. Entonces ocurre.

− Es el contestador de Kirley, puedes dejar un mensaje y te contestaré en cuanto lo escuche, ¡Gracias!

(Su voz. Es ella, no hay duda. Volver a escucharla me trae tantos recuerdos... Se oye un pitido corto, tengo que decir algo, no puedo quedarme callado.)

− Si... Hola... Soy yo, Carlton... Pf no sé muy bien qué estoy haciendo, pero este whisky me ha dado las fuerzas que necesitaba para llamarte y decirte que bueno... Joder te necesito aquí conmigo... Perdona si digo algo que no deba, siento mucho lo de la otra noche... No debí haberte dicho esas cosas horribles, de verdad que no las pienso, y la sola idea de perderte me mata... Ojalá pudiera arreglar lo que hice, decirte unas palabras bonitas, algún verso poético, pero ya sabes que no soy esa clase de persona... Estoy harto de esta mierda, lo único en lo que puedo pensar es en lo mucho que te quiero... Solo tú eres capaz de llevarme a lo más alto, nunca nadie me había hecho sentir así, lo único que te pido es que vengas y te tomes una copa... Espero no estar llamándote demasiado tarde... Espero que no... Solo tú eres capaz de encenderme por dentro, una llama en mi interior que ilumina recovecos de mi alma que creía perdidos para siempre... Quédate conmigo hasta tarde, como solíamos hacer, fumando y hablando... Jamás me cansaré de escucharte, la perfecta sincronía del movimiento de tus labios y tu voz, que me abstraías de todo lo demás... Me encantaría volver a los viejos tiempos, cuando éramos inseparables, cuando me necesitabas, porque yo lo sigo haciendo... Aún estoy borracho, qué puedo hacer, pero el alcohol no va a devolverme tu presencia, tu cariño... Tengo tanto que decirte... Pero sé que no quieres volver a verme... Y no puedo soportarlo... Estoy aquí, en el puente donde nos besamos por primera vez, donde comprendí el significado del amor, el significado de pertenecer a algo mayor, un "nosotros"... Pero eso se ha perdido entre las mentiras, los reproches, los celos y los rencores... Y si algo tengo claro, es que no voy a ser capaz de volver a sentir nada parecido con nadie más, así que para qué seguir, por qué luchar por algo que no vale la pena, algo que no tiene salida... No soy capaz de reponerme, de seguir adelante, de pasar página, de olvidarte... Ni pienso hacerlo... Quiero que sepas que te he querido, más que a nadie en mi vida... Serás la primera persona de la que me he enamorado, y la última... Para siempre...

Se corta la llamada.