Hace mucho que me fui y no había vuelto a pasar por aquí hasta ahora, me pregunto qué habrá sido de ti. Nos enamoramos, pero nunca llegamos a formalizarlo, fue un romance pasajero, de verano. Aún así, sé que nunca te olvidaré, no había muchas chicas americanas por aquí. Si hubieses querido podríamos habernos fugado juntas, solas tú y yo. Recuerdo como corríamos, con la euforia en tus pupilas y la adrenalina en mi pecho. Era como seguir unicornios en una autopista hacia el amor. Cabalgando en caballos desbocados, almas libres quemando todo a su paso. Era como enamorarse de nuevo cada noche, como emborracharse hasta morir del dulce néctar de tus labios. Al poco conocí a aquella muchacha alemana, con la que tuve esporádicos encuentros. Me cautivó su seguridad, era como si estuviera en una misión especial, era una mujer tan fuerte, no le importaba mi condición, no necesitaba permiso para besarme. Era capaz de mantenerse al pie del cañón sin ningún idiota a su lado, su autoestima era envidiable. Pero aquello acabó cuando lo descubriste y amenazaste con acabar con lo nuestro si no dejaba de verme con ella.
Desde pequeña he tenido clara mi identidad, y le preguntaba a mis padres por qué no podía ser quien yo era, ellos me decían que era mejor mantenerlo en secreto por el momento. Me cortaban el pelo prácticamente al raso, hasta que en la pubertad me rebelé. Me negué a cortármelo, y cuando tuve la larga cabellera que tanto ansiaba pude salir a la calle y gritar a todo el mundo lo que siempre había querido: que el mundo me quisiera tal y como soy. Ya había tenido sufuciente, no era un monstruo, era tan libre como mi pelo. Tan solo quería ser yo misma, sin avergonzarme. Era un rezo gritado desde la desesperación de mi alma. No estaba conforme con mi cuerpo, yo era una mujer. Pese a que no todo el mundo lo aceptó, no me importó, porque la liberación que sentí en mi interior fue inaudita. Entonces apareciste en mi vida, y aunque sé que no era fácil para ti, experimentamos juntas. Hoy queda todo tan lejos... Voy a beberme mis lagrimas esta noche, porque sé que me querías. Podríamos haberlo tenido todo si la sociedad no fuera tan cerrada. Podrías haber sido mía. Siempre fuimos chicas malas, y sobreviviremos como siempre hacemos. Así me hicieron mis padres, y así seguiré hasta el final. No olvidaré quién soy, no cambiaré jamás, digan lo que digan. Estoy orgullosa de lo que he logrado en mi vida. Al final de ese desmesurado verano, me mudé a Broadway a empezar una vida nueva en la escena neoyorkina, no había nada que me pudiese parar, estaba dispuesta a triunfar. Vestida en mis mejores galas, arrasé en los castings. Estaba hecha para ser una estrella internacional. Dejé salir a la reina que se escondía dentro de mí. Es un rodaje se me acercó un apuesto joven y me dijo "¿Hay alguna razón por la que no podamos cenar juntos esta noche?", y por supuesto contesté que no. Nuestra relación fue un ascenso vertical. Fue alcanzar el clímax en segundos. Estábamos al borde de la gloria, y estábamos juntos en ese segundo. Pero poco después descubrí lo que ocultaba en su interior. Le perdoné cuando su boca fue más rápido que su mente, incluso después de tres traiciones, habría lavado sus pies con mi pelo si hubiera sido necesario. No podría amarle de un modo más puro, pero nuestro amor era como un ladrillo y solo podía tener dos salidas: construir un hogar o hundir un cadáver. Y el resultado fue esto segundo. Me di cuenta de que me había enamorado de Judas, y decidí que lo mejor era desintoxicarme. Abandoné todo contacto con él y busqué nuevas compañías. Estuve con un amante del heavy metal que me compuso una canción sobre capillas en llamas, pero pronto me cansé de él. Ahí me di cuenta de que el amor es tan solo la historia que queda tras el dolor, que cuando te abandonan haces del amor perdido tu religión y te resignas a ser apedreado por ello. Y tan solo te queda bailar con las manos sobre la cabeza. Pero esta vez no moriré por ti, no crucificaré las cosas que haces, no lloraré por ti. Al fin y al cabo no somos arte que Michelangelo pueda esculpir, jamás podría retratar las facciones de nuestra furia interna.
Ahora que he vuelto, lo tengo claro, quiero estar conmigo. No voy a llorar más. Voy a dejar el pasado atrás. Ya no iré más a los bares que solía transitar para ahogar las penas. No seré más una perdedora. Cuando te vi, rodeada de chicas una noche. Yo nunca había sido el tipo de chica que se siente segura al comenzar una relación, pero cuando te veo siento algo en mis adentros que me dice que eres la indicada. Veo todas las señales del cielo, voy a ser la chica que ames. Quizás no seré el primero, pero voy a ser tu último beso, fui hecha para amarte. Sé que será duro, sé que puede ser complicado, pero nos tenemos la una a la otra. Escúchame cuando te digo esto, en toda la historia de la inseguridad, no pienso figurar yo malgastando mi juventud. Estoy en el camino correcto, no hay ninguna otra forma. Tan solo debemos amarnos entre y a nosotras mismas. Nacimos para sobrevivir y ser fuertes. Nacimos así.
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