lunes, 18 de enero de 2016

Oscuro Paraíso (MásVeinticuatro)

Todos mis amigos dicen que debería seguir adelante, dejar de pensar en ti. Soy consciente de que ya no estás aquí, y que nunca lo volverás a estar. Te fuiste, me abandonaste, pero no he dejado de amarte. Tu cara es como una melodía que no consigo sacarme de la cabeza, ni quiero que se vaya. Es reconfortante tenerte siempre conmigo, allá donde voy, te siento a mi lado, y eso me ayuda a sobrellevar este peso. Por las noches casi puedo oírte cantando tu canción, como sólo tú lo hacías. Al fin y al cabo, amarte para siempre no puede ser un error. 

A veces me gustaría estar muerto, es la única manera de estar contigo. Ni siquiera puedo rehacer mi vida, nadie me llena como tú lo hacías, nadie me llama la atención, el mundo es irrelevante sin ti. Incluso si encontrara a ese alguien, me aterra que me estés esperando al otro lado, y decepcionarte. Jamás me lo perdonaría. Debes sentirte tan solo, al igual que yo me siento aquí, rodeado de gente pero tan vacío a la vez. En aquel accidente no sólo murió tu cuerpo, también mis ganas de vivir, de sonreír, de disfrutar, de ser feliz. 

Tu alma permanece conmigo, y se manifiesta en mis sueños. Solo soy capaz de soñar contigo, que estás aquí, que estoy allí, que estamos juntos. Puedo sentir como me tocas, tal y como solías hacerlo. Estás ahí, parece tan real, tiene que serlo. Siempre te encuentro cada noche, diciéndome que todo está bien, que todo saldrá bien. 

Cada mañana es un suplicio despertarme y darme cuenta de que has vuelto a irte, que no volveré a verte hasta la noche, que vuelvo a estar solo. Es una sensación que me inunda por dentro y me destroza, aún más si cabe, por dentro. Mi alma en ruinas te añora, te llora a cada respiración. Pero esto se acabó, no puedo seguir así. Esta noche no duermo solo, he traído a dos compañeros que me ayudarán a volver contigo. Llega la noche, y tirado en la cama no puedo evitar que las lágrimas vacíen mi interior. Otro trago más de whisky que ayuda a otro puñado de somníferos a entrar en mi cuerpo, por fin seré libre. Libre de estar contigo por toda la eternidad, sin nada que nos separe. Esta noche no abandonaré el sueño.


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