Fuimos arte. Fuimos todo lo que quisimos ser, todo lo que deseamos, todo lo que añoramos, todo lo que soñamos. Una llama enorme que cubrió el firmamento e iluminó el universo, por un instante. Una combustión espontánea, una química explosiva, un deseo inflamable. Lo fuimos todo, y a la vez nada. Nunca signifiqué nada en tu vida. Nunca me consideraste más que un amigo. Un amigo con el que te saludas con un beso en la boca, un amigo al que deseas con toda tu alma, un amigo que te hace arder las entrañas de pasión con una mirada. Te deseo tanto, aún hoy, que me duele al pensarlo. Estoy relleno de cenizas, de los restos de tu amor. Me disparaste con tus labios a quemarropa, y te desentendiste de mi inerte ser. Huiste, despacio y sutilmente. Te fuiste, y me abandonaste a la desidia y al olvido. Yo mismo me curé los hematomas, me lamí las heridas y aprendí a recomponer mi interior. Hice lo que pude, aunque no fue gran cosa.
Admito que volvería. Volvería a amar, a besar, a sentir, a vivir, a gozar, a llorar, a sufrir y a volver a empezar. Mientras tú me has olvidado, yo sigo esperándote. Con la ilusión con la que un niño espera sus regalos de navidad, con la esperanza de un enfermo terminal, así te espero yo. En el fondo no soy tan diferente de ellos: soy una figura inocente y frágil que espera la llegada de un futuro tan incierto como veraz, como inminente, como inevitable. Sé que no vas a volver, no como yo quiero que lo hagas. No volverás a brindarme la llave de tu corazón. La tuve, pero cambiaste la cerradura y arrojaste la original al fondo de un pozo, al que por otra parte, saltaría aún sabiendo que no volveré a salir.
Voy a recomponer mis entrañas y buscar a alguien que me merezca. Alguien que se preocupe por mí, que lo dé todo por mí. Que me quiera más que a sí mismo, millones de veces más de lo que tú lo harás jamás. Que me brinde la posibilidad de ser feliz. Que me dé una familia, un proyecto de presente y futuro. Que sea perfecto en todos los aspectos. En todos menos uno. Que no serás tú. Y volverás a mí, como el asesino que vuelve a la escena del crimen, y pretenderás que vuelva a caer por ti, que renuncie a mi vida de ensueño. Y créeme cuando te digo, que si así me lo pides, lo haré.